«La tierra explota»

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Por Fredy Ríos Cumilef

Sartori y Mazzoleni, preocupados porque nuestro hábitat es cada vez más inhabitable y por la distorsión teórica y metodológica en el análisis y acciones de no pocos ambientalistas, políticos, gobernantes y religiosos, e incluso altermundistas, no sólo hacen un recuento de los factores que provocan tal situación, sino que con mucha crudeza, sin prejuicio alguno y con meridiana lucidez intelectual, ubican el problema en su justo origen: el hábitat está dañado por la superpoblación. “Y sin embargo el argumento de que la causa primaria del colapso de la tierra es la superpoblación es un argumento prohibido, un argumento tabú. Una razón de más para ponerlo en máxima evidencia”, señala Sartori.

Para los autores la enfermedad de la tierra se llama superpoblación. Esa es la tesis principal y única de su argumentación. Por supuesto que no hacen abstracción de “otras enfermedades” que padece el globo terráqueo (contaminación atmosférica, escasez del agua y de alimentos, consumismo excesivo en los países ricos, calentamiento de la tierra, deshielo de glaciares, el desarrollo tecnológico, etcétera), al contrario, las someten a riguroso análisis, pero invariablemente las subordinan al padecimiento primario: el crecimiento desmedido y aparentemente irrefrenable de la población.

La explicación de la explosión demográfica no se halla en una sola causa: todo lo social implica una pluralidad de causas. Una de ellas, se halla en frenar la explosión demográfica (problema, que en gran parte, se encuentra en el tercer mundo); otra, en frenar la destrucción de las riquezas naturales (problema que se encuentra en el primer mundo). No son los cinco mil millones de habitantes del tercer mundo los que contaminan: sino los mil millones de personas en los países industrializados. Estados Unidos tiene el 5% de población mundial y produce el 25% de las emisiones de gases invernaderos. Será más fácil frenar el crecimiento demográfico, mediante la natalidad controlada que persuadir a los pueblos ricos y democráticos a que renuncien a su estilo de vida.

Antes del crecimiento demográfico la propuesta de la Iglesia Católica ha sido: ayudemos a los pobres a desarrollarse y disminuirá también el crecimiento demográfico. Sartori estima que la realización de esta propuesta requerirá mucho tiempo y, aunque esto se logrará, llegaría demasiado tarde. Ya hoy, en las zonas pobres, mueren injustificadamente treinta mil niños por día: once millones al año. Gran parte de América Latina se ha empobrecido en el siglo que ha terminado; “sobre todo porque el crecimiento de la población ha superado al crecimiento de la economía”

Si la locura humana no encuentra una píldora que la pueda curar, y si esa píldora no la prohíben los locos que nos quieren ver multiplicándonos incesantemente el “reino del hombre” llegará a duras penas al 2100. Frente a la Apocalipsis reiteradamente anunciada ¿qué están haciendo los gobiernos, las iglesias, los científicos, las organizaciones sociales, los organismos internacionales, etc.? La irreprochable denuncia y la confrontación argumentativa de los autores hacia quienes debiendo atender adecuada y eficazmente los múltiples problemas, por razones casi siempre ideológicas, políticas, económicas o religiosas, obstruyen, omiten o rechazan soluciones, son recurrentes a lo largo del texto.

A los políticos no les importa el calentamiento global, la contaminación atmosférica ni la escasez de agua. Sólo se guían por los votos, acusa el politólogo Giovanni Sartori. Pero el presente escenario mundial planteará en un futuro próximo una situación de vida o muerte para seis mil millones de personas, advierte. «Hay una irresponsabilidad de los políticos y de los partidos, que no quieren enfrentar este tipo de problemas. Ellos quieren dinero para sus campañas y no entrar en temas centrales ni de fondo como el daño ambiental y la sobrepoblación»

Para revertir el deterioro ambiental, Sartori recomienda reducir la sobrepoblación mundial y detener el avance de la pobreza. «Se debe abatir la excesiva población que existe en el planeta. Si hoy tuviéramos dos billones de individuos, la tecnología podría afrontar esa situación cabalmente, pero somos seis billones. El problema es la magnitud.»

Critica a los periodistas del mundo por no insistir en abordar el desequilibrio existente entre una población excesiva y en su mayoría pobre en un planeta donde se reducen las posibilidades de abastecimiento. «Creo que la prensa no ha hecho un buen trabajo en esclarecer los pronósticos del calentamiento de la Tierra. Nadie explica qué significa. «Se piensa sólo que hay tres o cuatro grados más de calor, que me quito el saco y no pasa nada. Pero en realidad hay un 20 por ciento de aumento en la temperatura global.

Enorme y creciente maquinaria económica

El autor galardonado con el premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales denunció que a los grupos en el poder o a quienes tienen intereses económicos en el asunto, »por ejemplo, los petroleros», no les gusta escuchar nada sobre la debacle ecológica del planeta.

»Existe una gran maquinaria económica que crece sin freno. Y esto no puede ser. No podemos crecer hasta la eternidad. Quienes están detrás de esta maquinaria tienen muchas razones para que mi mensaje y el de otros que piensan como yo no llegue a todas las personas, pero ello no cambia la naturaleza del problema.»

Estamos destruyendo el planeta y parecemos no darnos cuenta: la disminución de los recursos naturales, el auge de la contaminación y las modificaciones en el sistema climático generadas por el hombre hacen que la superficie habitable de la Tierra cada vez sea menor. Los datos son alarmantes: se prevé que la población seguirá creciendo hasta llegar al doble de lo que es hoy y, para entonces, la Tierra habitable será la mitad de lo que es actualmente. Con el lenguaje claro, contundente y políticamente incorrecto que le caracteriza, Sartori lanza un indispensable grito de alarma para que tomemos conciencia de los males que asolan la Tierra, antes de que sea demasiado tarde.

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